Ramírez despertó con un rayo de sol en la cara. No
se había dado cuenta, ya sea por el shock inicial, o porque estaba demasiado
preocupado de escapar, del lugar en el que estaba. No era una celda como tal,
sino que el cuarto de una casa abandonada en medio de la nada. Eso sí, este
cuarto, en vez de puerta tenía una reja con candado en la entrada, y, además,
sus ventanas se encontraban rotas, tapadas con palos viejos que impedían ver al
exterior. Sentía mucho calor, demasiado calor, que prefirió sacarse la polera y
quedar con el torso al aire. Por mientras, Rafael seguía durmiendo, con las
magulladuras de las heridas sufridas la noche anterior, de parte de la teniente
Pinto, al intentar sacarle información. Lo peor es que Ramírez ya sabe las
cosas que quiere saber Pinto, y, por ende, su mayor Ortega. El problema que, a
medida que se intentaba responder sus dudas internas, aparecían más y más
preguntas, y no sabía por dónde empezar a conectar sus ideas. Estaba en eso,
cuando se escucha un portazo y un grito.
Soldado conscripto 5 (SO5): ¡FIRME MI TENIENTE!
Tte. Pinto: ¡descansen! Necesito un reporte
detallado, conscripto Vargas
SO5: firme mi teniente: sin novedad durante la
noche. Mi teniente Ramírez y el prisionero siguen en la celda.
Tte. Pinto: ¿y cómo está el prisionero? ¿Habló o
no?
SO5: no, mi teniente. Manríquez no ha querido
abrir la boca
Tte. Pinto: (furiosa) usted es un inútil, Vargas.
Bueno, si usted es pelao no más, le faltan siglos para llegar a ser un soldado
que valga la pena. Necesito pasar a ver a Ramírez, creo que él hará mejor el
trabajo que usted
SO5: (se corre) a su orden mi teniente
Vargas deja pasar a Pinto, quién se asoma por la
reja del cuarto-celda donde están Ramírez y Rafael. Ahí, abre el candado, y
pasa a saludar
Tte. Pinto: (con dulce voz) hola Arturito, ¿cómo
amaneciste?
Tte. Ramírez: (siguiéndole el juego) bien
Estefanía (estirando el cuerpo), un poco molido, pero bien.
Tte. Pinto: ¿comiste bien? ¿Estos inútiles te
atendieron bien?
Tte. Ramírez: no me quejo, dentro de mi
cautiverio, sí, estoy bien
Tte. Pinto: (indicando a Rafael, quién seguía
durmiendo) ¿y esta plasta? ¿Molestó mucho?
Tte. Ramírez: no, se durmió rápido.
Tte. Pinto: (empieza a patear a Rafael, para que
se despierte) ¡DESPIERTA BAGUAL! ¡DESPIERTA MIERDA, TE ESTÁN DICIENDO! (Rafael
se despierta, pero sigue tirado en el piso, haciéndose el dormido para oír
todo)
Tte. Ramírez: (intenta calmarla, tomándola de los
hombros) oye, tranquila, déjalo descansar
Tte. Pinto: (intenta correrse) así hay que tratar
a estos terroristas vendepatria, déjame con él
Tte. Ramírez: (la agarra de los brazos) tranquila
mujer, hay formas y formas de tratar a esta gente. Si quieres yo me encargo
Tte. Pinto: (coqueta) ¿en serio? (le pasa los
dedos por los sudados pectorales) ¿harías eso por mí?
Tte. Ramírez: (firme, como roca) sí, yo me
encargo, tengo “métodos” para hacer hablar a la gente así. Déjame a cargo, y en
un rato te lo tengo cantando más que aspirante a The Voice
Tte. Pinto: (subiendo su temperatura) uyyy, me
encanta cuando habla así, mi Boina Negra
Tte. Ramírez: (aprovechando la situación) ¿quieres
información? Yo te la consigo, pero necesito que pongas de tu parte también,
Tefi.
Tte. Pinto: (casi vuelta loca cuando la llaman por
su apodo) hace tiempo que no me llamaban Tefi. Con esto de estar destinada acá
a San Pedro de Atacama (a Ramírez se le saltaban los ojos al oír esa
información), había olvidado lo que era tener vida
Tte. Ramírez: (tomando el control de la situación)
entonces Tefi, ¿me vas a ayudar?
Tte. Pinto: (totalmente entregada) obvio Arturo,
pero necesito esa información.
Tte. Ramírez: entonces, yo me encargo. Por ahora,
déjame sólo con la bazofia esta, en un par de horas, te informo novedades
Tte. Pinto: (tocándole la mejilla) me encanta
cuando te pones así, en un par de horas más estaré de vuelta (sale por la
puerta, le pone candado a la reja, pero casi como creyéndose princesa de
Disney), nos vemos mi amor
Tte. Ramírez (incólume) hasta luego Pinto
Tte. Pinto: (vuelta loca total) grrrr
Pinto cierra la casa, empieza a gritonearle
instrucciones al conscripto Vargas y sale rauda del lugar, a bordo de la Hummer
institucional.
R07: (aguantando la risa) la tiene loca mi
teniente
Tte. Ramírez: (muerto de la risa) Pinto ES loca.
Ya, levántate, que tenemos cosas que hacer (empieza a mirar la celda, a sacar
cuentas). Primero, ordenaremos este chiquero, no por ser una cárcel tiene que
ser una mierda.
R07: (levantándose, aún adolorido) gracias por
todo, Arturo
Tte. Ramírez: (calmándolo) me comprometí a
ayudarte, y vamos a salir de esta mierda. Pero, para ello, necesito tu
colaboración. Por ahora, sólo compórtate como el prisionero temeroso.
R07: cuenta con eso
Tte. Ramírez: (gritando al interior) ¡Conscripto
Vargas, venga por favor!
SO5: (desde el otro cuarto) ¡A su orden, mi
teniente! (se instala en la puerta de la celda, y queda en posición firme) ¿Qué
necesita, mi teniente?
Tte. Ramírez: descanse soldado. Necesito que me
diga qué tiene de comer en esta casa, porque, necesito hacer hablar a esta
escoria (indicando a Rafael)
SO5: mi teniente, hay un balón de gas, y dejaron
unos fideos y harta agua
Tte. Ramírez: (empieza a ganarse la confianza del
conscripto) ¿y usted, le pega a la cocina, soldado?
SO5: (orgulloso) por supuesto, mi teniente. Cuando
termine mi servicio militar, entraré a estudiar Gastronomía
Tte. Ramírez: entonces Vargas, encárguese de hacer
el mejor plato de fideos de su vida, ya que, estos traidores, con el estómago
lleno, abren la boca más fácil
SO5: (motivado) ¡A su orden, mi teniente!
Vargas parte a la cocina, pesca el paquete de
fideos, un par de aliños que dejaron allí, unas zanahorias que habían guardadas
y monta tres excelentes platos, uno para Ramírez, uno para Rafael, y otro para
él. Se los lleva a la celda, y los pasa por debajo de ella
SO5: ¿cómo está, mi teniente?
Tte. Ramírez: (prueba una cucharada) muy bien,
Vargas, lo felicito. ¿No ha pensado postular a Masterchef?
SO5: (humilde) son unos fideos no más, mi
teniente. Gracias por los halagos
Tte. Ramírez: (poniéndole color) son los mejores
fideos que he comido en mucho tiempo, muchas gracias. Veremos si al prisionero
le gustan, se puede retirar si gusta
SO5: a su orden, mi teniente (sale rápido del
lugar)
Tte. Ramírez: (gritando, como si estuviera
humillando a Rafael, quién se come sus fideos con mucha lentitud) TRAGA,
CONCHETUMADRE, TRAGA, QUE NO TENGO TODO EL DÍA PARA ATENDER ESCORIAS COMO TÚ,
AGRADECE QUE EL PELAO ESTE SABE COCINAR, SINO TE TENDRÍA TRAGANDO TIERRA
(empieza a pegarle patadas a un muro, para hacerlo sonar). ¡ENTIENDE MIERDA!
R07: (siguiendo el juego) a-a-a-a su o-o-o-orden
mi te-te-te-teniente
Al final, el día pasó así: cada vez que Vargas se
acercaba a la celda, Ramírez empezaba a gritonear e insultar a Rafael. Pero,
cuando estaban solos, conversaban de la vida y de cómo saldrían de esta
R07: ¿oiga, y de dónde conoce a Antonio?
Tte. Ramírez: ¿a Esparza?
R07: usted dijo que lo conocía de algún lugar
Tte. Ramírez: (tratando de no parecer tan obvio)
ah, lo escuché de mi mayor Ortega
R07: es que, él fue mi compañero en el colegio,
por eso somos amigos
Tte. Ramírez: (interesado) ¿en serio? ¿y cómo era
en el colegio?
R07: era mateo, pero como que no se juntaba con
mucha gente. Era piola.
Tte. Ramírez: ¿piola?
R07: sí, como que hablaba cuando tenía que hablar.
El resto del tiempo, prefería concentrarse en sus cosas
Tte. Ramírez: ¿Qué cosas?
R07: no sé, cosas. Decía que no sabía bien qué
estudiar, que le gustaban muchas cosas, pero que en su familia no lo iban a
aguantar, así que siempre estuvo buscando a qué dedicarse.
Tte. Ramírez: ¿y por eso entró a periodismo?
R07: no, si a esa carrera entró algo tarde. No, le
llamaban la atención otras cosas, pero nunca supe si logró pasar por ahí o no
Tte. Ramírez: ¿cómo qué?
R07: no sé, huevadas raras que le llamaban la
atención. Además, dimos la PSU, le fue bien, y ahí le perdí la pista. Logré dar
con él por Facebook hace unos años, cuando entró a periodismo. Yo, me dediqué a
estudiar ingeniería y por eso entré al Metro. Ahora estaba en el puesto de
control.
Tte. Ramírez: y, desde que salieron del colegio
hasta ese momento, ¿cuántos años pasaron?
R07: mmm, no sé, como dos años creo yo. Nadie sabe
bien dónde anduvo en esa época, dicen que lo vieron en el Ejército, pero no cacho,
como que nunca lo habríamos pensado de él.
Tte. Ramírez: (empieza a sacar cuentas) ¿y por qué
se quiso meter al metro?
R07: ¿se acuerda del atentado que le conté? Ya, él
estaba entrando a la estación cuando fue, y le llamó la atención. Como es
intruso, además que le gusta tener las noticias primero, quería meterse.
Además, parece que hace rato venía haciendo una investigación.
Tte. Ramírez: ¿investigación?
R07: sí, tenía una teoría rara, como que había un
grupo de poder que quería controlar todo, hasta lo publicó en internet, pero,
usted sabe, estas “conspiraciones” nadie sabe si son verdad o no. Demasiado
Salfate parece.
Tte. Ramírez: (pensando) “conspiración”, mmm, raro
igual. Bueno, yo mejor me dedicaré a dormir.
R07: (intrigado) ¿y usted? ¿no estaba corriendo un
rally?
Tte. Ramírez: sí, pero me raptaron y acá estoy. No
sé por qué, no sé quiénes ni para qué. Tampoco sé por qué estoy siendo
resguardado por conscriptos, si soy oficial del Ejército. Y no sé por qué Pinto
o mi mayor Ortega me tienen aún acá, encerrado.
R07: ¿no será porque usted también puede ser
peligroso?
Tte. Ramírez: no creo, lo más seguro es que me
estén protegiendo de algo.
R07: o ellos se estén protegiendo de algo,
teniéndolo encerrado
Tte. Ramírez: eso quiero averiguar. Por eso,
necesito tener a Pinto y al conscripto comiendo de mi mano. Trabajo psicológico
le llaman.
En eso, sienten un motor y gritos.
Tte. Pinto: (en la puerta) ¡VARGAS! ¿DÓNDE TE
METISTE, PELAO INÚTIL?
SO5: (corriendo a la puerta) ¡firme, mi teniente!
Tte. Pinto: (bajándose de la camioneta, acompañada
por el mayor Ortega) traje visitas, mi mayor Ortega
SO5: (mira a Ortega y le rinde honores) ¡firme, mi
mayor!
May. Ortega: necesito reportes de los prisioneros,
conscripto (empieza a leer el parche con el apellido) Vergas, conscripto Vergas
SO5: (un poco molesto con el cambio de apellido) ¿permiso
para hablar con usted mi mayor?
May. Ortega: no, necesito pasar a ver a Ramírez y
al prisionero.
SO5: (intentando esconder su irritación) a su
orden, mi mayor.
Ortega y Pinto ingresan a la casucha, y el mayor
pasa directo al cuarto-celda donde estaban Ramírez y Rafael.
May. Ortega: (muy pausado, mirando en menos a
Ramírez) ¿y usted, Ramírez, no me va a rendir honores?
Tte. Ramírez: (confundido, mientras mira a Pinto)
perdón, mi mayor, no me di cuenta que era usted
May. Ortega: (muy serio) tiene que empezar a darse
cuenta de las cosas, Ramírez. Vengo acá porque Pinto (se escucha de fondo “¡Firme,
mi mayor!”) me informó que usted iba a sacarle la información al prisionero.
¿Es efectivo eso?
Tte. Ramírez: (más serio que Ortega) correcto mi
mayor, yo me encargaré del detenido.
May. Ortega: (mirando la celda) porque, por lo que
veo, el prisionero está en muy buenas condiciones. ¿Está seguro que puede hacer
este trabajo, Ramírez?
Tte. Ramírez: (podrido con la actitud de Ortega)
por supuesto mi mayor
May. Ortega: (le da instrucciones a Vargas),
conscripto, traiga una silla por favor. Ya, Ramírez, quiero verlo.
SO5: (con la silla en la mano) aquí está su silla,
mi mayor.
Ortega le recibe la silla, sin quitarle la vista a
Ramírez
May. Ortega: ya, quiero verlo trabajar.
Tte. Ramírez: (le pega una patada en el vientre a
Rafael) ¡DESPIERTA, VAGO DE MIERDA!
R07: (se para, muy adolorido) ¿sí, mi teniente?
Tte. Ramírez: (le guiña un ojo) bien, así me
gusta, bagual. ¿Vas a hablar o te tengo que sacar las palabras a punta de
patadas?
R07: ¡No sé nada, mi teniente!
Tte. Ramírez: (empieza a darle instrucciones, como
si fuera otro recluta más) Tierra
R07: (aún no captando bien el juego) pero…
Tte. Ramírez: (molesto) ¡TIERRA TE DICEN!
R07: (se sorprende) ¿cómo?
Tte. Ramírez: (furioso) SI YO DIGO “TIERRA”, TE
TIRAI AL PISO Y NO PREGUNTAI MÁS, ¿ENTENDIDO?
R07: (recién captando el concepto) entendido, mi
teniente (se tira al piso, y Ramírez le pone un pie encima) ¿qué hago ahora?
Tte. Ramírez: ¿ahora te gusta hablar,
conchetumadre?, empieza a hacer flexiones: uno arriba, dos abajo…
R07: ¿cuántas?
Tte. Ramírez: (molesto) NO TE HE DICHO QUE HABLES,
ANIMAL. ¡UNO!
Con la poca fuerza que tiene, por las lesiones,
intenta levantarse, lo que se dificulta aún más, al soportar el pie de Ramírez
presionándolo.
Tte. Ramírez: ¿VAS A LEVANTARTE?
R07: (le tiemblan los brazos) estoy apenas mi
teniente
Tte. Ramírez: ¡HABLA ENTONCES MIERDA!
May. Ortega: (se para de su silla e interrumpe el
espectáculo) ya, suficiente (molesto). Espero que con aporreo de primer año de
escuela logre algo, porque, si de aquí a mañana usted no obtiene la
información, yo me encargaré personalmente de sacársela a esta mugre (hablando
despectivamente hacia Rafael), y usted, será su compañero de castigo,
¿entendido, Ramírez?
Tte. Ramírez: (cabizbajo) a su orden, mi mayor.
May. Ortega: (gritonea a Pinto) ¡PINTO!
Tte. Pinto: (corre a atenderlo) ¿qué ocurre, mi
mayor?
May. Ortega: (furioso) mira Pinto, si este
soldadito de cartón (refiriéndose a Ramírez) no le saca información a Manríquez
de aquí a mañana en la mañana, lo haré yo. Y a ti, te va a costar caro
Tte. Pinto: a su orden mi mayor
May. Ortega: (muy parco) hay que volver al cuartel,
no hay muy buenas noticias desde Santiago.
Tte. Pinto: a su orden mi mayor (se asoma a la
celda y amenaza con la mano), me las vas a pagar Ramírez.
Ramírez la queda mirando, mientras Ortega sale de
la casucha. Se suben a la camioneta y parten del lugar, quedando nuevamente
solos, con el conscripto Vargas.
R07: se fue en la media volá, teniente.
Tte. Ramírez: (le ofrece la mano para levantarse)
teníamos que hacerle creer a Ortega que te estaba torturando. Y fue lo único
que se me ocurrió.
R07: gracias de nuevo
Tte. Ramírez: gracias a ti también
R07: (sorprendido) ¿por qué?
Tte. Ramírez: por darme cuenta que escogí el
camino correcto. Si no entraba al Ejército, quería ser actor. Menos mal que no,
porque actuando soy excelente paracaidista.
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