lunes, 14 de diciembre de 2015

1x15: Intercambio de roles



Era Andrés González, teniente, camarada de armas de Ramírez, pero con el cuál, no tenía buenas relaciones desde su época de cadetes. Hijo de una larga estirpe de soldados, actualmente había sido destinado a la misma Escuela Militar, pero como comandante de sección en una compañía de alumnos.
Tte. Gonz: (con tono burlón y apuntando a Ramírez) tanto tiempo Arturito, un gusto verte
Tte. R: ¿qué quieres, González?
Tte. Gonz: primero, quítate el fusil, no te pertenece
Tte. R: ¿de quién es?
Tte. Gonz: da lo mismo, pero no es tuyo. Ya ni siquiera perteneces a esta institución, así que no tendrías por qué andar con un arma
Tte. R: cállate imbécil
Tte. Gonz: tendrías que haberlo pensado antes de arrancar por medio Chile. Pero por fin te tengo donde quería.
Tte. R: hijo de puta, huevón mediocre
Tte. Gonz: cállate mierda, ahora soy yo el que pone las reglas. (mira a Rafael) ¿Y quién es tu amiguito? ¿O tu pololo? Ah, claro, le calentaste la sopa a Pinto y luego te la cagaste para arrancar, aparte de cacho ‘e paragua, huequito
Tte. R: déjalo ir, no tiene nada que ver con esto. Soy yo el cacho para ustedes
Tte. Gonz: no soy huevón. A Pinto pudiste cagarla, pero yo soy harto más vivito que tú. Sé que es el amigo del cadete recluta que anda fugado y que se metió al metro. Nos sirve más como carnada que tú.
Tte. R: (molesto) no tienes códigos, no tienes valores, se nota que estás acá por tus pitutos, porque por vocación, ni para guardia de estadio te alcanzaba
Tte. Gonz: (lo empieza a corretear con el arma) ya, suelta esa weá y nos vamos
Tte. R: ¿y si te digo que no? Si ya no soy de la institución, no podís darme órdenes
Tte. Gonz: (con su arma, amenaza a Rafael) suéltala o tu pololo muere
Ramírez deja su fusil en el suelo, se pone las manos en la cabeza, y lo mismo hace Rafael
Tte. Gonz: muévanse mierdas
Ramírez y Rafael caminan, entre medio de las piedras, llegando nuevamente al borde de la carretera. En eso, Arturo toma de su bolsillo una bolsa con billetes, y la tira en un pilar, sin ser notado por González. El militar a cargo corta la calle, para permitir el paso de sus aprehendidos, salta la separación de vías de la Panamericana, y camina, por la vereda opuesta, en dirección al recinto militar. Rafael y Arturo sin mirarse y sin mostrar cansancio, caminan tranquilos, hasta que llegan a la puerta.
Tte. Gonz: permiso para hablar con usted, mi mayor
May. Ort: ¿qué ocurre González?
Tte. Gonz: mire lo que encontré, mi mayor (le muestra a los detenidos)
May. Ort: (se acerca a Ramírez) ¿Antares de la Luz? (le pega una patada en las canillas, haciéndolo perder el equilibrio) ¿ahora te la das de chamán, Ramírez? (ahora observa a Rafael) oh, muy bien, capturaron al subversivo, amigo del otro imbécil que andaba poniendo bombas en el metro. Ahora, pillar al terrorista no va a costar mucho
Tte. Gonz: ¿y qué hago con estos, mi mayor?
May. Ort: primero, mañana los vamos a despachar a Santiago, allá se los quieren servir con papas fritas. Pero antes, encárguese de mantenerlos entretenidos y alerta. Y ojalá que no se le escapen, que a Pinto le calentaron un poquito la sopa y se les arrancó.
Tte. Gonz: no se preocupe mi mayor, ahí tengo algunas tareas pendientes que le puedo encargar a los amigos
May. Ort: eso espero, González
Ramírez le hacía unos gestos a Rafael, cuando González termina de hablar con su superior y los empieza a mover, a punta de fusil, al interior del recinto militar. En un sector trasero, donde se instalan las unidades, los hizo tirarse al piso
Tte. Gonz: aquí se van a quedar, par de mierdas. (los amarra a un árbol). Si quieren algo, va a quedar un conscripto a cargo suyo, pero no hagan ninguna estupidez.
Tte. R: (aprovecha el momento y lo escupe en la cara) agradécele a tu papito que te hayan aguantado acá todavía, porque como soldado vales callampa
Tte. Gonz: (lo patea en las piernas) cállate escoria. Si se mueven un milímetro, son hombres muertos
González se va, mientras Ramírez se aguantaba el dolor por las patadas y los nudos en las manos. Rafael se ponía a llorar por la situación y no sabía qué hacer
Tte. R: (con sangre fría, tratando de calmarlo) vamos a salir de esta, confía en mí weón.
R07: no sé quién mierda me mandó a meterme en esto
Tte. R: no te lamentes ahora, no sacas nada con quejarte. Ahora hay que ser fuerte para salir de acá, porque tienes claro que si nos quedamos, nos matan
R07: (acongojado) no me importaría morir
Tte. R: (molesto) ¿arrancamos casi 1300 kilómetros para que te vengas a rendir ahora? Yo sacrifiqué mi pellejo y mi carrera por esto. Robé hasta una moto a los pacos para escapar a La Serena y ahora te baja la mentalidad suicida. Ándate a la mierda
R07: ¿por qué mierda me metí en esto? Debí haberle dicho que no a Antonio cuando me pidió ayuda
Tte. R: Esparza valía callampa como cadete
R07: por tu actitud, ahora lo entiendo porqué se fue del Ejército
Tte. R: por la misma actitud tuya de tirar la toalla antes de dar la batalla
R07: ya, chao.
Rafael se amurra y deja de escuchar a Ramírez, que, a pesar de la situación, intentaba mantenerse activo, pensando en formas para salir de esa. Claro, estuvo años entrenando para situaciones límite, pero nunca se imaginó que sería fuego amigo el que lo estuviera atacando. Todo esto le borró sus límites de quienes son buenos y malos. Los que creía que eran sus aliados terminaron secuestrándolo y torturándolo, y los que eran sus enemigos podrían ser su única salvación en este momento. Esa confusión era la que lo tenía más loco, más que la experiencia misma desde ser raptado en el norte, estar preso en San Pedro de Atacama, arrancar desde Calama, escapar de las manos de Carabineros en Vallenar, y llegar hasta donde estaba ahora, esperando alguna idea o un milagro.
Estaban en eso, cuando, después de algunas horas, el conscripto les ofrece comida.
SOL6: ya, acá tienen un poco de sopa (se las tira en la cara). Vean si se pueden pasar la lengua por la cara para comer algo
Tte. R: (captó algo de sopa con la boca, y la escupe en la cara del conscripto) se siente bacán creerse el soldadito malo. Bienvenido a la realidad, pelao culiao.
El conscripto le pega en las canillas con la culata del fusil
SOL6: anda choro el teniente parece
Tte. R: con cuidadito huevón, sin uniforme aún sigo siendo tu superior.
SOL6: usted no es mando mío, así que váyase a la mierda
El conscripto pesca un plato de fideos, y se los tira a la polera
SOL6: trata de pasarle la lengua ahora (se va)
Tte. R: este hijo de puta no sabe nada de la vida
R07: usted tampoco, no sé qué habla tanto
Tte. R: deja de llorar, huevón, y piensa cómo salir de aquí
R07: estoy cansado, chao
Rafael intenta quedarse dormido en la posición en que estaba amarrado, cuando en eso, se da cuenta de un pequeño error cometido por González: le dejó justo el nudo de su cuerda al lado de su mano. Empieza a mover su muñeca intentando tomar la punta de las amarras.
Tte. R: (hablándose a sí mismo) hay que escapar de esta weá. González, Pinto, Ortega y esta manga de títeres tiene que pagar por todo esto.
R07: (le responde a Ramírez) Arturo, ¿sabes de nudos?
Tte. R: ¿qué te pasa ahora?, ¿te quieres ahorcar ahora?
R07: tengo una idea
Tte. R: mátate rápido
R07: córtala imbécil. Fíjate en la cuerda
Ahí Ramírez nota que la cuerda no quedó lo suficientemente firme, y con gestos, intenta hacerla girar para soltarla aún más, sin que lo note su carcelero
SOL6: ahí viene mi teniente
Tte. Gonz: (acercándose al lugar) ¿cómo están mis inquilinos regalones?
Tte. R: ahórrate tus palabras, pobre weón
Tte. Gonz: mish, está cagao y sigue ladrando el quiltro este
Tte. R: dile a tu papito que te salve de esta, como te salvó en tu época de cadete
Tte. Gonz: (se ríe) ¿y qué vas a hacer tú?
Ramírez no lo escucha
Tte. Gonz: (le mira su ropa chorreada por la sopa y la comida) estás tan mal que no te puedes mear en tus pantalones y olvidaste los modales
Tte. R: tienes bien amaestrado a tu perrito faldero
Tte. Gonz: así funciona la verticalidad del mando, no sé si te avisaron
González saca de su bolsillo un Super 8, lo abre y se lo acerca en la boca a Ramírez
Tte. Gonz: cómo te gustaría, si eres seco para los dulces
Tte. R: no tengo hambre
Tte. Gonz: hazte el fuerte no más.
Tte. R: hazte el buen soldado
González escupe el dulce, lo tira al suelo y lo pisa.
Tte. Gonz: para la otra será. Soldado (le da órdenes al conscripto), preocúpese que coma bien, porque mañana se va a Santiago, allá el alto mando lo necesita.
SOL6: a su orden, mi teniente.
González sale del lugar, y el conscripto le empieza a dar comida en la boca a Rafael
SOL6: ya paisa, comiste suficiente (le tira el plato en la cara)
Tte. R: soldado, se cree carcelero nazi?
SOL6: ¿y a usted qué le importa?
Tte. R: nunca falta el pendejo pasao a caca, que se pone un uniforme y se cree Rambo. Y eso es transversal a las clases sociales
El conscripto toma su fusil y amenaza en la cabeza a Ramírez, mientras Rafael, sigue sacudiéndose la cuerda
SOL6: CÁLLESE, YO DOY LAS ÓRDENES AQUÍ
Tte. R: (con una risa malvada) así te quería ver mierda, como un pobre títere del otro weón. Sabes que a él le importas una raja, eres otro peón más de este tablero. Él no va a tener problemas de matarte o hacerte daño si estuviera en una situación crítica. Pero, claro, es tu momento de gloria y quién soy yo para quitártelo
SOL6: ¡CÁLLESE MIERDA!
Tte. R: te crees Terminator por estar con un fusil roñoso, frente a un oficial desarmado y un civil que no tienen cómo defenderse. Súper justa la contienda, te felicito.
SOL6: ¡BASTA!
Tte. R: (trabajándole “a la psicológica”) dispárame, sé que te haría feliz un momento verme hecho mierda. Pero claro, sabes que soy más valioso vivo que muerto y que González sería capaz de matarte si me quitas la vida.
Estaban en eso, cuando, al final la cuerda cae. Eso no es notado por el conscripto, y es aprovechado por Ramírez, para quitarle la munición al soldado. Además, Rafael empieza a desplazarse lentamente
SOL6: no juegue conmigo Ramírez, ahora soy yo el que pone la música y usted baila a mi ritmo
Tte. R: (le muestra el cartucho con tiros) ¿y con este disco? CORRE!!!!
Rafael y Ramírez arrancan, a la velocidad que pueden, mientras
SOL6: ¡VENGAN ACÁ!
Tte. R: ¡CORRE, WEÓN, CORRE!
Se mueven hacia la costa, cuando, de repente, escuchan un disparo
Tte. Gonz: ¿DÓNDE VAN, MIERDAS?
Era González, que se acercaba a toda velocidad, pero aún así, no podía atrapar a Ramírez y Rafael. En eso, ya llegando a la playa, Rafael tropieza con las rocas y cae al suelo, quedando atrapado. Ramírez intenta devolverse a ayudar, y es capturado por González, quien le hace una llave y lo toma por el cuello.
Tte. Gonz: ¿dónde crees que ibas, Arturito?
Tte. R: suéltame, hijo de puta.
Ahí llega el conscripto, quién, levanta a patadas a Rafael y le amarra las manos, colocándolo de rodilla mirando el mar. González hace lo mismo con Ramírez, aprovechando la posición, para empezar a molestarlo.
Tte. González: ¡ASÍ TE QUERÍA VER, CONCHETUMADRE!

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