miércoles, 13 de abril de 2016

2x04: Nada ni nadie es lo que parece ser



Antonio caminaba por las calles del puerto muy tranquilo y seguro de todo. Sabía que si se entregaba, él no iba a dar la información que querían tan fácil, y además, les arruinaría el retorno al traidor de Ramírez y el minuto de gloria de Pinto, algo que lo hacía sentir conforme. Aprovechó el obligado paseo para comprar una bebida en el supermercado sobre la estación Puerto, para tomar un bus y partir rumbo a Playa Ancha, al Regimiento Maipo. Eso sí, le asustaba un poco la reacción de los otros militares, al verlo dispuesto a “ayudar”, o hacerles creer eso, para así facilitar los planes. Tenía la sensación de que no era el único que remaba en la misma dirección, y la ansiedad de tratar de conocer quienes y aunar fuerzas también lo tenía un poco inquieto. Afuera de la estación, aborda una micro con destino al recinto militar, al que llega luego de unos minutos de viaje.
A03: (en la guardia, a un conscripto) hola, buenas tardes
Consc07: ¿sí, en qué le puedo ayudar?
A03: mire, ando buscando al oficial de guardia, tengo un problema y necesito hablar con algún mando
Consc07: (dudando) ¿y para qué sería?
A03: es que tengo información de un teniente que andan buscando, y me gustaría hablar con alguien que pudiera ayudar en ese tema
Consc07: (lo queda mirando) ok, espere un momento (pesca la radio) aló, mi teniente? Hay una persona que lo anda buscando
Tte. Cabezas: ¿quién?
Consc07: (a Antonio) ¿su nombre?
A03: (fuerte, para que también se oyera por la radio) Antonio Esparza
Consc07: (repite sin darse cuenta de quién era) dice que se llama Antonio Espino...
A03: (le repite) ES-PAR-ZA, Esparza
Tte. Cabezas: (sorprendido) ¿Esparza? Voy para allá, díganle que espere ahí y que no salga por ningún motivo
Consc07: mi teniente dice que lo espere acá
A03: no hay problema
Dos minutos después, aparece Cabezas, con ojos de huevo frito, mirando a Esparza
Tte. Cabezas: (sorprendido, pero positivamente) ¿y tú? Ven para acá… (lo invita a pasar a una oficina aparte)
A03: (ingresa a la oficina y la cierra, estando aún en shock) ¿Cabezas? Me estai hueveando…
Cabezas deja el fusil a un costado, y abraza fuertemente a Esparza
Tte. Cab: menos mal que estás bien y vivo conchetumadre, menos mal
A03: ¿eres teniente weón?
Tte. Cab: sipo, acá me tienen. Y a ti te busca medio Ejército weón
A03: sipo, “acá me tienen” también
Tte. Cab: ¿y qué cresta estás haciendo acá, querís que te maten? Que mi mayor Ortega te quiere con papas fritas, y ni hablar de mi teniente Pinto, que está vuelta loca porque Ramírez y tú se le escaparon de las narices
A03: es una larga historia, pero por lo mismo vine, quiero entregarme
Tte. Cab: (se borra la risa de la cara) ¿estás loco?
A03: Pinto le ofreció a Ramírez que si me entregaba, él recuperaba sus grados y su carrera. Y ella se ganaba un par de condecoraciones. Y no estoy ni ahí en que feliciten a ese parcito a cambio de mi cabeza.
Tte. Cab: pero no tenías por qué entregarte. Acá nos tienen vueltos locos con tu búsqueda.
A03: ¿y tú, qué cuentas?
Tte. Cab: nada, a diferencia tuya, sí terminé la carrera y acá me tienen, ordenando reclutas, pero ya estoy chato de todo esto.
A03: qué lata, pero es la vida militar, nada que hacer
Tte. Cab: sí, pero yo no me quedé para esto sipo. Pero sé que se viene una próxima destinación pronto, y ahí podré hacer más cosas. Lo que ocurre es que está todo parado, por el tema de los atentados y todo eso
A03: (quisquilloso) ¿y tú, te crees eso de los atentados?
Tte. Cab: ¿la verdad? No. Desde el primer momento supe que había mano negra atrás, por eso encontré más sorprendente cuando te empezaron a señalar como sospechoso, porque yo había visto como sacaban los explosivos desde los arsenales hacia el metro, y luego me enteré de lo que hicieron con las micros y en el Costanera Center. No sé qué mierda buscan con todo esto.
A03: meter miedo en la gente, para gobernarla más fácil. Cuando se agotan las ideas, aplican la campaña del terror para mantener el control. Es una vieja táctica.
Tte. Cab: tendrías que haberte quedado con nosotros. Más gente como tú es la que hace falta acá, y menos Rambos al peo como mi teniente Ramírez… a todo esto, ¿qué es de él?, ¿cómo lo encontraste?
A03: Ramírez estaba secuestrado por sus propios camaradas en el norte, junto con Rafael, mi ex compañero del colegio que me ayudó a entrar al Metro. Ellos escaparon desde San Pedro de Atacama a Calama en vehículo militar, ahí llegaron en bus a La Serena, se cambiaron de bus y alcanzaron a llegar hasta Pichicuy, donde estaban los controles. Ahí, intentaron esconderse hasta que los encontraron.
Tte. Cab: eso se filtró en las filas, y ahí apareciste tú, ¿pero cómo supiste que estaban ahí?
A03: tenía la intuición. Arranqué de Santiago en bus hasta La Calera, de ahí en camión a Pichicuy, y me los topé en la playa, siendo amenazados por otro oficial.
Tte. Cab: armado supongo
A03: un piedrazo certero en la cabeza y directo al piso. Le robé el arma al oficial, arrancamos por la playa, repeliendo tiros de guardias, y después caminando por la carretera. Un camión de un frigorífico nos llevó hasta Llay Llay, ahí logré dar aviso a un amigo, que nos rescató en el hospital, y nos trajo a Valparaíso.
Tte. Cab: me imagino como se debe haber sentido mi teniente Ramírez, más cuando él te trató súper mal allá en la Escuela
A03: un combo en el hocico para su ego, por eso no la pensó mucho cuando Pinto le ofreció entregarme como moneda de cambio
Tte. Cab: se me ocurrió una idea. Espérame un momento acá y sígueme el juego.
Cabezas sale de la oficina, toma el teléfono y realiza una llamada
Tte. Cab: aló, sí, necesito ubicar a mi capitán Espinoza. Es urgente: tengo a Esparza acá en el regimiento: vino a entregarse.
Cap. Espinoza: (tomando el teléfono) aló, Cabezas?
Tte. Cab: sí mi capitán, le tengo novedades: Antonio Esparza vino a entregarse acá al regimiento
Cap. Espinoza: (no lo cree) ¿en serio, Cabezas?
Tte. Cab: sí mi capitán, acá está. Está en la oficina, esperando instrucciones.
Cap. Espinoza: a Esparza hay que retenerlo ahí, pero no dejar que mi mayor Ortega se acerque a él. Nos sirve mucho más vivo y en un lugar seguro que libre por ahí.
Tte. Cab: espero sus instrucciones, mi capitán
Cap. Espinoza: déjamelo a mí, Cabezas. Encárgate tú que esté tranquilo, que no lo pase mal, pero, por sobre todo, reserva con esto. Si alguien más se entera que está en el Maipo, no se van a demorar en ir a buscarlo y llevarlo con las autoridades
Tte. Cab: permiso para hablar con usted mi capitán
Cap. Espinoza: dígame Cabezas
Tte. Cab: esto de la Organización me tiene podrido, ojalá que con Esparza acá, se acabe todo
Cap. Espinoza: a mí también, por eso hay que cuidarlo. Que coma bien, que duerma bien, que nadie lo moleste, y si necesita algo para trabajar, hay que conseguirlo como sea.
Tte. Cab: a su orden, mi capitán
Cap. Espinoza: no olvides Cabezas, esta conversación no existió. Hasta luego.
Espinoza le corta el teléfono a Cabezas, y él vuelve a la oficina a hablar con Antonio
Tte. Cab: ya Esparza, hablé con mi capitán Espinoza. Él se va a encargar de todo. Eso sí, te tienes que quedar acá y aguantar algunos días, hasta que veamos la forma de que salgas con seguridad.
A03: ¿salir? Si yo me vengo a entregar para que no molesten más a mi familia y Ramírez no salga libre de polvo y paja.
Tte. Cab: (se acerca y lo toma de los hombros) tranquilo Esparza, confía en mí. Recuerda que fuimos camaradas de armas, y aunque no lo creas, no todos somos como mi teniente Ramírez o mi mayor Ortega. Yo sí sé lo que es lealtad. ¿Estamos?
A03: ¿y cuál es tu plan?
Tte. Cab: necesito sacarte de acá, en el patio, sin gente, te comento
Salen Cabezas y Esparza caminando, uno al lado del otro, y en medio del jardín, se ponen a conversar
Tte. Cab: Esparza, necesito que sepas que no estás solo en todo esto. Yo sé que te buscan por haber investigado a la Organización, y porque descubriste que gente del Ejército estuvo detrás de los atentados del metro y las micros en Santiago.
A03: ¿y cómo sabes todo eso?
Tte. Cab: como te dije allá adentro, no todos somos como mi teniente Ramírez o mi mayor Ortega. Varios tenemos cerebro y criterio, y vemos cuando las cosas no se están haciendo bien, o se están trasgrediendo los principios básicos de la institución.
A03: ¿y?
Tte. Cab: como también te dije adentro, es gente como tú la que nos hace falta acá. Menos Ramírez y más Esparzas. Lamentablemente, estos weones no se están dando cuenta que el mundo cambió, y en vez de modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos, están pegados en lo que les daba poder, control y estatus. Por eso algunos mandos de acá se aliaron a la Organización, para asegurarse el mando y la plata, sacrificando la tradición de la institución entera.
A03: no sería la primera vez en la historia que instrumentalizan al Ejército
Tte. Cab: pero es la peor, y yo no estoy acá por esto. Varias veces he pensado en irme de baja, ¿pero qué saco con eso?. Es más fácil combatir con todo eso y defender a la Patria desde dentro, que tratar de jugar al terrorista o al investigador privado
A03: ¿y crees que vas a tener éxito?
Tte. Cab: no sé, pero por lo menos no me anda siguiendo medio Chile y avanzo tranquilo, sin levantar sospechas
A03: tú sabes muy bien por qué no seguí allá adentro. Y no habría aguantado mucho tener que compartir filas con gente como Pinto u Ortega.
Tte. Cab: entiendo tu posición, pero vamos a lo importante. Tengo la orden de resguardarte en el regimiento, y la única forma de esconderte, es disfrazarte de empleado o de conscripto. Tú escoges.
A03: conscripto ni cagando, no paso piola tampoco. ¿Qué tipo de empleado?
Tte. Cab: ¿sabes cocinar?
A03: algo
Tte. Cab: ya, ándate de ayudante a la cocina. Y vas a dormir en el catre de la guardia.
A03: ¿eso no más?
Tte. Cab: (se acerca y le susurra) mi capitán dio la orden de retenerte acá adentro, hasta buscarte un lugar seguro, pero no hay que levantar sospechas entre los conscriptos, ya que no queremos decirle nada a mi mayor Ortega
A03: me da risa el trato a los superiores de acá, creo que eso tampoco lo aguanté mucho
Tte. Cab: oye, necesitas algún encargo especial? Comida, dar algún mensaje?
A03: necesito que llamen a la casa de Ignacio, para que avises que estoy bien
Tte. Cab: ya, llama tú mejor (le entrega su celular), pero cortito y con cuidado, que recuerda que si nos pillan, nos vamos todos a la mierda
Por mientras, en la casa de Ignacio
Tte. R: (molesto) ¿en serio que Esparza se fue a entregar?
I04: si no me quieres creer… ¿y por qué tan molesto, acaso tenías otros planes para él?
Tte. R: no les conviene esconderlo. Tengo contactos muy buenos, y… (suena el teléfono de la casa)
I04: Vale, anda a contestar, yo me encargo de este personaje
V05: ya, cuídate
Valentina va a buscar el teléfono, y contesta
V05: aló?
A03: ¿Valentina, eres tú?
V05: (casi pega un grito, cuando se da cuenta que podría ser notada por Arturo) dígame, en qué le ayudo
A03: Valentina, soy Antonio
V05: sí, sí, estoy ocupada (hablando en clave), tengo a un testigo de Jehová intentando evangelizarme, que le dé información de mis creencias para convencerme en cambiar de credo, pero no puedo. Por ahora no puedo comprar sus productos, pero me gustó que me hayan llamado, así que apenas pueda, contácteme y veo si puedo aceptar el plan que me ofrece.
A03: ok, gracias por confirmarme que sigue Ramírez ahí. Hablamos luego, un abrazo.
V05: no se preocupe caballero, gracias por avisar, buenas tardes!
Valentina corta el teléfono, alegre, pero cuando vuelve a la escena anterior, siente que golpean la puerta
Tte. Pinto: Esparza, SÉ QUÉ ESTÁS AHÍ, SAL Y DA LA CARA COMO HOMBRE!
V05: (a Ignacio, que contenía a Arturo) yo me encargo de esta loca. Entre minas nos entendemos (abre la puerta y se encuentra a Pinto, con tenida de combate, y un par de conscriptos acompañándola) ¿sí, a quién busca?
Tte. Pinto: ¿y tú, quién eres?
V05: (la mira de pies a cabeza) la dueña de casa, y si viene alguien en ese tono, a preguntar por alguien que no conozco y reclamando…
Tte. Pinto: no tengo idea quién eres, pero estás mintiendo. Tengo información fidedigna de que Antonio Esparza vive acá.
V05: ¿Antonio cuánto? Aaaah, ya me acuerdo, el niño que se fue hace unas semanas y sin pagar ni uno. También lo ando buscando
Tte. R: (desde la puerta) Pinto, ella está mintiendo!
V05: ¿por qué no aprovecha el impulso y se lo lleva a él? Dice que es militar, pero con esa pinta, no le creo nada. Para mí que está loco.
Tte. P: ustedes están escondiendo a Esparza, y los vamos a hacer hablar como sea
V05: no te tengo miedo. Y no, no sé donde se fue esa persona. Nos quedó debiendo el arriendo más encima. Ojalá lo encuentren.
Tte. P: (recibe una llamada y toma su celular) ¿aló?, no puedo hablar ahora
Tte. Cab: mi teniente, le tengo noticias de Esparza
Tte. P: (se concentra en el teléfono) ¿qué ocurre con ese idiota?
Tte. Cab: nos acaban de avisar que lo vieron rumbo a Santiago, mi teniente
Tte. P: ¿dónde? ¿CAMINO A SANTIAGO?
Tte. Cab: me lo confirmó una persona de confianza, mi teniente. Andaba dando vueltas en Curauma, haciendo dedo para viajar rápido a Santiago.
Tte. P: ya, vamos para allá. Si no lo pillamos en la ruta, lo atrapamos en alguno de los peajes. Gracias por el dato, Cabezas. (corta el teléfono) Ya, se escapó otra vez, me avisó Cabezas que lo acaban de ver en Curauma, tratando de arrancar a Santiago. Vámonos de aquí, Ramírez
Tte. R: (tartamudeando) p-p-p-pero…
I04: (sale a la puerta) no se preocupe oficial, nosotros nos encargamos de él. ¿Cuánto pagan por su cabeza?
Tte. P: no, no hago tratos con nadie...
I04: pero sí con Ramírez. Y sabemos que a él también lo andan buscando, por lo cual, no costaría nada ir a la comisaría a denunciar todo esto, y entregárselo a las autoridades.
Tte. P: hagan lo que quieran con él
Tte. R: (en shock) pero-pero-pero-pero…
Pinto sale furiosa, caminando hacia un vehículo estacionado en las cercanías. Valentina e Ignacio encierran en la casa a Ramírez y empiezan a pedirle explicaciones.
Tte. R: (tratando de mostrarse duro) ¿y me van a decir dónde está Esparza?
I04: no, ni nosotros sabemos. Pero lo que sí sabemos, era que pensabas entregarlo al Ejército, para recuperar tu grado y tus privliegios… ¿no?
Tte. R: (bajando el moño) ustedes no saben por lo que he pasado
V05: (le pega una cachetada) ¡IMBÉCIL!
I04: (la contiene) tranquila, déjamelo a mí (le pega una patada a las canillas, obligándolo a ponerse de rodillas) ¿tú vienes a hablar de dificultad? Todos tuvimos que dejar nuestras vidas en Santiago, nuestra estabilidad y tranquilidad por culpa de tu cagá de institución y sus ganas de mantener el control a punta de meter miedo.
Tte. R: (se pone a llorar) ¡YO NO TENGO LA CULPA!
I04: tú estabas dispuesto a usar a Antonio como moneda de canje, eso ya dice mucho de tus principios y valores
Tte. R: (ahora sollozando) por favor, no me entreguen
I04: debiste pensarlo antes
V05: raro verte llorando pidiendo clemencia, cuando hace 10 minutos andabas chorito exigiendo explicaciones
I04: no me voy a ensuciar las manos contigo. Anda a buscar tus cosas, en cinco minutos te quiero fuera de mi casa
Tte. R: ¿no me vas a delatar?
I04: no es mi estilo, no soy tan rata como tú
Arturo se para con dificultad, sube al segundo piso, aprovecha de meterse a la pieza de Daniela y logra forzar el mueble para sacar algunos discos duros, arma un bolso y baja corriendo, donde Ignacio y Valentina que lo esperaban.
Tte. R: ¿me podrán perdonar algún día?
I04: cuando termine todo, podremos hablar. Por ahora, no te quiero ver nunca más en esta casa (le abre la puerta)
V05: (de brazos cruzados, con fría mirada) espero que Antonio esté bien y lejos de aquí. Lejos de gente tan mierda como tú y la otra teniente
I04: pídele a Dios que él siga vivo. Si no, ya sabemos a quién culpar y buscar para exigir explicaciones
Arturo sale por la puerta e Ignacio da un portazo.
V05: (se acerca a Ignacio) Antonio está bien. Llamó cuando esa teniente armó todo el show en la entrada
I04: ¿se habrá entregado?
V05: no sé, pero no se escuchaba triste ni urgido
I04: eso espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Libre expresión. Pero siempre con tacto, tino y criterio.